Propósito

Propósito

Estamos en unas fechas que nos invitan a pensar en nuevos proyectos, en nuevas actividades, en cambiar de hábitos… En definitiva, que nos invitan a comenzar un capítulo nuevo en nuestra vida.

Todos conocemos esta sensación, y también conocemos que pasado un primer momento en el que somos todo empuje, nos desinflamos y volvemos a lo que siempre hemos sido.

No nos preguntamos por qué no hemos podido seguir con ese cambio que queríamos, lo único que hacemos es buscarnos excusas para eludir nuestra responsabilidad sobre el tema, nos hacemos la víctima, que es una posición muy cómoda, aunque sin ningún tipo de poder para cambiar la situación porque estamos dando ese poder al exterior, no puedes cambiar algo de lo que no eres parte, y si eres víctima no eres parte del problema…

Quizá te pueda ayudar plantearte los motivos reales de ese cambio que quieres conseguir, buscar en tu interior qué es lo importante para que quieras hacer ese cambio, y si descubres que es algo que te merece la pena, que es algo que te emociona y que te permite comprometerte y asumir la responsabilidad de llevarlo a cabo, continuar en la reflexión.

Esa continuación es el precio que tienes que pagar para conseguir ese cambio, ¿estás dispuesto a asumirlo? ¿estás dispuesto a comprometerte contigo mismo para conseguirlo?

Si te sientes abrumada por las respuestas, porque el cambio implica muchas más cosas de las que en un primer momento podías imaginar, no te rindas, intenta dividirlo en partes mas pequeñas que te puedan resultar más asequibles, más fáciles para comprometerte y conseguir ese objetivo final. De esta forma el precio a pagar por cada parte será menor, y además la satisfacción de poder conseguir los pequeños objetivos que te lleven a conseguir el objetivo mayor harán que tu compromiso aumente.

No seas exigente contigo, se excelente, da cada día tu máximo y no pongas la mirada en el resultado, sino en tu esfuerzo continuo, ese que te hará conseguir ese cambio que deseas. No lo olvides, hacer algo, por poco que sea, siempre es mejor que no hacer nada.

Si tu situación ahora mismo no te gusta, es desagradable, contéstate esta pregunta:

¿Cómo será esa situación dentro de 5 años si no empiezas a hacer algo ya?

La RAE define propósito en sus dos primeras acepciones como:

  1. Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo.
  2. Objetivo que se pretende conseguir.

Piensa cuál es tu propósito más importante, ese que te da ánimo a moverte, ese que quieres hacer real, ese objetivo que quieres conseguir que haría cambiar tu vida y te haría sentirte y ser una persona diferente, ese propósito que depende exclusivamente de ti, de nadie más, porque vas a ser tu quien pague el precio por conseguirlo y porque de esta forma no podrás eludir tu responsabilidad para conseguirlo.

No todo es bonito en este camino, la vida no es un camino de rosas, en la vida se sufre, tiene un nivel de sufrimiento base, podemos decir, es un juego en el que siempre vamos a perder, porque antes o después vamos a morir.

Si tienes esto claro, ese sufrimiento se puede llevar de forma diferente si decides trabajar para conseguir ese propósito para este nuevo año, o paera el resto de tu vida, ese objetivo que deseas y que ahora mismo no te atreves ni a plantearte, esa transformación personal que quieres conseguir y que te hará una persona diferente.

No tardes en decidirte, sólo tenemos una vida y no sabemos cuando se va a terminar el juego, no nos lo planteamos, pero este no es un juego infinito, de la mejor manera que puede terminar es haciéndonos viejos, enfermando y muriendo.

Por eso te animo a que comiences el camino hacia tu objetivo cuanto antes, nada de lo que acumules te lo podrás llevar si se acaba tu juego, en cambio, el camino para conseguir tu propósito mientras juegas te dará una nueva forma de caminar por la vida, te hará una persona diferente.

Hasta el sufrimiento lo vivirás de forma diferente, porque lo que hasta ahora vives como un problema, lo verás como una posibilidad para seguir creciendo, prueba, la próxima situación en la que estés que te haga sufrir contéstate esta pregunta:

¿Qué puedo aprovechar para mi de esto que me está pasando?

Nos vemos en el camino, confía en ti, no creo que nadie te quiera más que tú.

Un abrazo.

¡¡Feliz Navidad!!

¡¡Feliz año 2021!!

El Plan

Una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos, en sus múltiples variedades, es:

¿Dónde queremos llegar?

Necesitamos un PLAN para conseguir alcanzar el objetivo que marca la respuesta a esa pregunta. Es la única forma de tomar las mejores decisiones (para nosotros) que nos lleven por los mejores caminos (para nosotros), para conseguir nuestro objetivo.

Ese PLAN tiene que tomar forma de manera CONSCIENTE, de esta forma nos haremos RESPONSABLES de las consecuencias de nuestras decisiones, sin culpar a nada ni nadie externo, y evitará que lo abandonemos cuando lleguen las primeras curvas del camino.

Esa conciencia al crearlo hará que no dudemos en los momentos de INCERTIDUMBRE. Está claro que no todo va a ser como nosotros hemos pensado y planeado, igual que está claro que no siempre las decisiones que tomemos van a ser las más acertadas.

Lo importante es que analicemos esa situación nueva que se nos ha presentado y decidamos cómo afecta a nuestro PLAN. Es posible que lo que en un primer momento parece muy determinante, al mirarlo con más calma, realmente no lo sea.

Muchas de las dudas que aparecen no son del exterior, son nuestras, de nuestro interior, de nuestra mente. Surgen ante situaciones nuevas que nos hacen salir de la zona de confort, ante las que tenemos que asociar emociones que nos permitan actuar y avanzar, y contra las que nuestra propia mente se revela porque no le resultan “cómodas”.

Es en este momento cuando necesitamos pararnos a reflexionar. De esta forma ponemos luz a esa incertidumbre, a esas dudas. Así sabremos de dónde vienen, si es producto de nuestro EGO que no quiere que salgamos de esa zona de confort, evitando que aprendamos, o son realmente situaciones a las que debemos prestar atención para adaptar nuestro PLAN, y seguir adelante con más recursos que antes y con más CONFIANZA.

Esa conciencia que teníamos en el momento de crear nuestro PLAN es la que en estos momentos nos de la CONFIANZA en nosotros mismos y en nuestras decisiones para seguir adelante.

Cuando iniciamos un camino lo importante no es llegar, lo importante es el camino, es disfrutar del camino. En este sentido se me ocurren algunas preguntas que pueden ayudarte a confiar en tus decisiones en los momentos de incertidumbre:

¿Cómo sabes que es tu PLAN realmente? ¿Cómo te hace sentir al pensar en él?

¿Qué es lo peor que puede ocurrir si sigues adelante con tu PLAN?

¿Quién eres tú si abandonas tu PLAN?

¿Qué te dices para abandonar el PLAN? ¿Cuánto de realidad hay en lo que te dices?

¡Un abrazo!

Aprender

Aprender

Sólo si somos aprendices estamos en la posición de aprender. Esto que parece de Perogrullo, lo aplica poca gente.

Me explico, cada vez que sabemos de algo y decidimos que “esto ya lo se” estamos cerrando la puerta a la posibilidad de aprender algo nuevo sobre ese tema. 

Cada vez que nos convertimos en “expertos” en algo, limitamos nuestro aprendizaje.

Todo es diferente cada segundo, todas las personas somos diferentes a cada momento, y eso que pensamos que “es así” resulta que puede ser que haya variado algo desde que nosotros nos hicimos “expertos”.

Hay algo añadido además a esta autolimitación que nos imponemos, es “tener la razón”. ¿No os suena? Tenemos la razón porque hemos decidido que sabemos todo sobre lo que se está hablando, lo que el otro expresa no vale, no sirve, es una tontería, es una barbaridad…

Los motivos para que pensemos que tenemos la razón son muy variados, cada persona tiene los suyos. Aquí sólo quiero invitaros a reflexionar sobre esas situaciones en las que nos quedamos enganchados en una discusión para decidir quién tiene la razón.

Para la reflexión quizá os ayuden estas preguntas:

¿Qué es “tener razón”?

¿Quién decide qué opinión es la buena?

¿Qué sientes en el cuerpo cuando alguien no esta de acuerdo contigo?

¿Cuál es la necesidad interna que tapas queriendo tener la razón?

Si nos paramos un momento a pensar la cantidad de información que nos hemos perdido no escuchando a otras personas sobre un tema, es posible que nos demos cuenta de lo absurdo de nuestro comportamiento. La clave está en escuchar.

Algo más que sucede en esos momentos en los que pensamos que tenemos la razón es que la gente alrededor deja de interactuar con nosotros. Y ahí es donde tenemos algo más para aprender, no dejan la conversación porque estén de acuerdo con nosotros, sino porque somos tan insoportables que se callan para salir de esa situación. Nos quedamos hinchados como un globo, súper orgullosos de nosotros mismos porque tenemos la creencia de haber convencido a alguien con nuestros argumentos, y resulta que es todo lo contrario.

No necesitan tener la razón, no necesitan esa discusión, no necesitan esos momentos incomodos en los que parece de vida o muerte quedar por encima del otro o de los otros.

¿Alguna vez has conseguido que alguien cambie de opinión?

¿Alguna vez alguien ha conseguido que tú cambies de opinión?

Todos somos diferentes y vivimos la realidad de formas diferentes. Pueden existir grupos de personas que compartan opiniones sobre un tema, más o menos amplios, eso no significa que su opinión sea “la verdad”, significa que comparten una opinión.

Si no escuchamos a los demás no podremos aprender de ellos y siempre se aprende algo. Eso hace que cada vez seamos más ignorantes, justo cuando creemos que lo sabemos todo.

Advertencia: Para escuchar es necesario aceptar que puede cambiarnos ¿Te atreves a intentarlo?

Maestros

Maestros

Parece algo extraño el proverbio, sin embargo, es real, muy real. Nada llega a nuestra vida si no lo estamos buscando, si no lo necesitamos, si no estamos preparados…

Esto último parece que lo hace algo más consciente, algo más racional, pero no lo es.

Cada uno de nosotros transitamos por la vida según nuestras creencias, según nuestras necesidades, según lo que hemos aprendido. Sin embargo, es algo bastante común que, en un momento determinado algo mueva las estructuras internas de la persona, ésta se plantee si todo lo aprendido hasta ese momento le sigue valiendo y necesite revisar su interior, porque las cosas ya no le provocan los mismos sentimientos y emociones que antes.

Ese momento puede estar relacionado con una enfermedad grave propia, con la pérdida inesperada de algún ser querido, con algún problema laboral, con algún problema económico… Existen muchas posibilidades para que algo provoque esta sensación, lo compartido es que, a partir de ese momento, la persona revisa su interior porque siente que necesita algo diferente.

Resulta sorprendente que los seres humanos necesitemos vivir sucesos traumáticos para llegar a replantearnos seriamente nuestro mundo interior. Es como si de alguna forma, necesitásemos llegar a un punto extremo de sufrimiento propio para llegar a valorar que algo tiene que cambiar en nuestro ser a partir de ese momento.

No siempre es necesario un suceso externo, quizá es suficiente el cansancio que nos provoca vivir como vivimos, que hace que suframos de forma constante, que no disfrutemos de lo que tenemos y que siempre nos lleve a buscar algo más, seguros de encontrar lo que nos va a dar esa paz y tranquilidad que llevamos buscando tanto tiempo.

Por último, esos “maestros” pueden ser personas con las que nos relacionamos o que aparecen en nuestra vida para enseñarnos áreas de mejora en nuestro interior. Pueden ser personas con las que ya nos relacionamos o que aparecen nuevas, lo que es claro es que despiertan algo nuevo en nuestro interior.

El “maestro” cuando aparece, provoca que las necesidades de cada persona cambien, que sus valores cambien, que sus creencias cambien. Si todo cambia en el interior, el exterior se adapta y todo cambia. No puede ser de otro modo, porque a partir de esas modificaciones que experimentamos en lo más profundo de nuestro ser, ya no somos los mismos, ya nada es igual.

Al relacionarnos con el mundo desde otro lugar, con necesidades y sentimientos diferentes, buscamos otras lecturas, otras conversaciones, otras personas, otras formas de relacionarnos, que nos provoquen sentimientos y emociones acordes con los cambios internos que han ocurrido.

Podemos darnos cuenta al volver a leer un libro y encontrarle un significado distinto, al escuchar de nuevo una canción que nos despierta emociones diferentes, al tener conversaciones que ya no nos satisfacen como antes.

Ahí es cuando entra en juego nuestro deseo de querer aprender. Al principio ese querer aprender es inconsciente, es mas la búsqueda de satisfacer la nueva necesidad que ha nacido en nuestro interior. Más adelante se vuelve en algo más consciente según vamos poniendo luz sobre esa parte interior hasta ahora desconocida. Esa es la clave, sentir que necesitamos algo nuevo, sentir curiosidad por otras cosas, esa curiosidad que nos lleva a la acción.

Cuando todo cambia a velocidad de vértigo, como la situación que ahora mismo tenemos en nuestras vidas, es más necesario que nunca querer aprender. José María Gasalla (www.gasalla.com), habla del círculo ADR:

Aprender – Desaprender – Reaprender

La humildad es la que nos ayuda a cuestionarnos lo útil, desde la necesidad de aprender para avanzar cuando sentimos que lo anterior ya no nos sirve. Aprender es cambio, si ese aprendizaje no lo provoca, es sólo conocimiento.

La humildad nos ayuda a entender que sólo depende de nosotros aprender de lo que nos sucede y a aceptar que lo anterior ya no nos sirve, siempre nos llega lo que necesitamos para crecer.  

La Realidad

La Realidad

¿Qué es la realidad?

¿Cuántas realidades existen?

Cuentan que la realidad depende de las “gafas” que cada mañana decides ponerte para ver el mundo. Puedes elegir las gafas de mosca o las gafas de abeja…

Si decides ponerte las gafas de mosca, dentro del mundo con el que te relacionas encontrarás “mierda”. Esto se puede traducir en que sólo te llamará la atención lo desagradable de cada momento, las posibilidades menos atractivas y facilitadoras de cada situación que te encuentres, los rasgos menos amables de las personas con las que te relaciones…

Si decides usar las gafas de abeja, dentro del mundo con el que te relacionas encontrarás “flores”. En este caso llamará tu atención lo agradable, las posibilidades que se abrirán ante ti serán más atractivas y beneficiosas, llamarán tu atención los rasgos de la gente más amables y positivos.

Es una decisión personal, no exenta de esfuerzo y trabajo.

Hay que tener en cuenta que existen tantas realidades como personas, y que cada uno de nosotros creamos nuestra realidad.

En tu interior, lo que te dices, las historias que te cuentas y las creencias en las que te apoyas para crear tus valores crean tu realidad. Lo que cuentas a la gente con la que te relacionas, crea tu realidad.

Lo que te dices y lo que cuentas, crea tu realidad porque hace que tengamos unas emociones determinadas, que se expresan en todas nuestras interacciones con el exterior, y que según qué emoción será entendido de una forma o de otra por las personas con las que nos relacionemos.

El lenguaje crea realidad, tu lenguaje crea la tuya.

Bienvenidos

No hay una sola verdad, existen tantas verdades como personas en el mundo.

Te ofrezco en este apartado ideas que pueden servirte o no, con las que te identificas o no…

Te invito a que pruebes, a que te des permiso para mirar desde otro lugar todo lo que te rodea, a que revises todas las creencias que te han acompañado hasta aquí.

Algunas te seguirán acompañando, otras dejarán espacio para que crees nuevas a través de aprendizajes nuevos.

Sólo tú puedes decidir si algo de lo que hay aquí es para ti.